jueves, 13 de julio de 2017

La necesidad de llorar

He estado recolocando el listado de webs que os recomiendo y, no he podido evitar entrar a visitar la de Educación Emocional (ayuda para madres y padres en la educación e inteligencia emocional). Y allí he vuelto a dar con un artículo que expone un tema que me parece muy necesario: por qué hay que llorar.

Se titula Cómo y para qué enseñarle a llorar. Por si os interesa, podéis leer aquí el artículo.

A mí me parece que hay cierta mala costumbre, desconozco el origen, de decirle a los niños/as, jóvenes, que no lloren si vemos que lo hacen. Pues no. No creo que sea algo positivo. Si lloran, quiero creer que es por algo, que hay un buen motivo. Ojo, no me refiero a rabietas que buscan otros fines y que los adultos distinguimos a la legua. Me refiero a esos momentos en los que un alumno, ahora me centro ya en el contexto escolar, llora. Aunque sinceramente, a mí no me da miedo ver llorar en algunos momentos a mis alumnos o a otros niños del cole. Me preocupa cuando lo reprimen, cuando se aguantan pero ves que están haciendo un esfuerzo para contener el llanto. No busco provocar a mis alumnos para que lloren; eso sí, intento inculcarles que es bueno expresar lo que sentimos, sea de una manera puramente verbal o física, pero dejar que salga a la luz. Sea algo "bueno" o "malo." Y teniendo en mente a los alumnos de 6º del Beatriz Galindo, no tuve tiempo de ponerles un vídeo a modo de ejemplo, sobre gestión de las emociones, se llama Just Breathe. Tenía pendiente incluirlo aquí, para todos, pero en especial para ellos.



Y un vídeo muy breve sobre meditación, en la misma línea del anterior:



A los docentes que no dejáis (por la razón que sea) que vuestros alumnos lloren, me encantaría que probaseis lo contrario. No es que los invitéis a llorar por no ponerles pegas, se trata de que ellos sepan, que si tienen ganas de llorar, nadie va a impedírselo, y que pueden hacerlos sin temor a charlas infinitas o estar al lado de ellos como lapas. Todos necesitamos nuestro espacio, y está bien estar pendiente de lo que les pasa en cada momento, pero sin agobiarlos. Si un alumno quiere compartir algo con vosotros, no dudéis que lo hará, pero será él quien elija cuándo, dónde y cómo. Igual que si no le apetece compartir nada, no os servirá de nada insistir, y además si lo hacéis podéis conseguir lo contrario, que se cierre en banda y no diga ni pío.

Seguro que cada uno sabe cómo reaccionan mejor sus alumnos y qué hacer en los momentos más emotivos. Recordad que cada niño/joven es un mundo, y sería bueno que nos adaptásemos al universo de cada cual. Se llama EMPATÍA. Perdonadme, pero es que hacía "mucho" que no la mencionaba...Y más que empatía, puntualizo, hacer una escucha empática. Sed observadores, no dejéis escapar los pequeños detalles, intentad leer sus gestos, sus miradas, lo que subyace a sus palabras.

Y al hilo de la escucha empática, he elegido un fragmento de una gran película, El indomable Will Hunting, para acabar esta entrada.



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