lunes, 1 de enero de 2018

2018: Un torbellino de emociones por llegar

Queridos lectores del blog, unos cuantos, que os encontráis entre lo que denomino "mi gente," habéis recibido ya mis buenos deseos de cara a este año nuevo, ya sea por vías modernas o más bien tradicionales.

Sin embargo, me parece apropiado estrenar el año con una entrada en el blog, precisamente sobre eso, el recién nacido 2018.

Deseo que este 2018 borre o atenúe las tristezas, problemas, decepciones o en general malos momentos que vivierais en el ya terminado 2017.  Y para los que el año pasado fue más bien positivo, debido a alegrías, del tipo que fueran, que sigáis en la misma línea en el 2018.

Espero que el 2018 esté lleno, hasta la bandera, de salud, amor, constancia, esperanza, respeto, gratitud, cariño, paciencia, generosidad, atención, detalles, sosiego, tolerancia, sonrisas, disculpas (cuando hagan falta, seáis vosotros los que piden perdón o con quienes debe disculparse alguien), escucha, comprensión, complicidad, empatía (cómo no), humildad, educación...Y, aunque repita el contenido del WhatsApp que ayer algunos recibisteis, de tacto, mucho tacto. Podría y quizá debería, haber puesto "tacto" en primer lugar. 

Permitidme una sugerencia: cuidad a los que tenéis, a los que queréis, a aquellos que os quieren. Y, como si de pedirle deseos al genio de la lámpara de Aladino se tratara, intentemos hacer entre todos la vida un poquito más fácil, más feliz y más especial a los que nos importan...¿Por qué no? ¿Tan difícil resulta?

Y como esto no deja de ser un blog a cerca de la inteligencia y educación emocional, os invito a no tener miedo de reconocer vuestras emociones, vuestros sentimientos. Además que aprendáis (los que no sabéis) a gestionar ese universo emocional propio y a respetar y cuidar el de los demás. Una vez vi una imagen con una frase, decía lo siguiente: Somos un globo lleno de emociones, en un mundo lleno de alfileres...Cuánta razón. Y regreso al tacto del que hablaba hace dos párrafos.

Como hago mil y una fotos (cada vez que cojo la cámara), he tenido la suerte (o desgracia) de poder elegir entre una cantidad ingente de imágenes la que quería para ilustrar esta entrada con algo más mío. Y he tardado menos de lo que pensaba a priori, os dejo una imagen de una mamá golondrina alimentando a sus crías. No es de las que más calidad tienen, pero me encanta, porque condensa muchos de mis buenos deseos para todos de cara a este año nuevo.

Imagen propiedad de Raquel Plaza Juan

Feliz 2018, y que la vida no deje de abriros puertas, ventanas o lo que cuadre, para poder hacer de vuestros sueños una realidad.

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