lunes, 3 de julio de 2017

Espíritu de maestra

Me parece que en otra ocasión, en uno de esos días que me da por recordar, creo que de vez en cuando a todos nos pasa, mencioné las palabras de Rosalía. Ella fue mi primera tutora de prácticas, en mi "cole" de toda la vida, el CEIP Francisco Vitoria (Paco Viruta para los de casa). Un día me dijo que tenía "espíritu de maestra" y me sentí la persona más afortunada del mundo.

No sé si soy merecedora de tamaño elogio, pero intento poner el alma en lo que hago.

Por segunda vez comparto un artículo de Luis Aretio, esta vez se llama "Docentes con corazón de tiza y alma de patio. Gracias por vuestra incansable raza."

Os recomiendo encarecidamente que lo leáis. Se nota que Luisa Aretio posee una sensibilidad especial y una capacidad empática respecto al mundo de los docentes difícil de hallar.

Y dentro de su precioso texto lleno de agradecimientos casi infinitos, elijo unos fragmentos que vienen de fábula:

"Gracias porque cuando decidiste dedicarte a esto, seguro que no se parecía en nada a lo que ahora es, pero gracias por no perder ni un ápice de ganas."


La verdad es que cuando me embarqué en la aventura de estudiar Magisterio, la idea que tenía, se parecía en parte a la realidad que ahora vivo. Lo que pasa es que la realidad supera todo lo que había imaginado y la parte positiva es infinitamente mejor. Es mi "trabajo" sí, pero es mucho más que una profesión, es una manera de entender la vida...y disfrutarla dedicándote a uno de los grandes pilares de la sociedad, como son la sanidad y la educación.

Y el segundo fragmento que tomo prestado a Luis Aretio es el siguiente:

"Gracias por seguir animando a aquellos de quienes muchos ya no esperaban nada."

Con estas palabras, quizá en este momento más que en ningún otro, me siento especialmente identificada. Trabajar como maestra de Compensatoria es otro universo dentro de Magisterio, un universo que conoces remotamente hasta que te toca vivirlo desde dentro. Y sí, siguen siendo los "grandes olvidados", por lo que la mayoría no apuesta un duro (perdonadme, soy hija de la peseta, no del euro). Tal vez es parte de su encanto, que hay que remar contracorriente contra casi todo y casi todos. Algunos días me da la sensación que incluso ellos mismos se echan tierra encima. Eso sí, el que no esté dispuesto a implicarse, que no se meta en Compensatoria, es un puesto para "pringarse" hasta el fondo. No obstante, olvidados, desafortunadamente, los hay en todos los lugares, en cualquier aula suele haber niños/adolescentes de los que muchos no esperan absolutamente nada. Abrid los ojos. Luchad por ellos.

Feliz lunes de VACACIONES.

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